– 24 de abril de 2020 –


 

Detectarlo cuanto antes y prevenir su contagio es tanto o más importante que el confinamiento indicado para quienes hayan resultado infectados y no presenten complicaciones.

 

El SARS-COV-2 es un virus nuevo de la familia de los Coronaviridae, que provoca la enfermedad conocida como COVID-19. Esta amplia familia de virus normalmente afecta sólo a los animales, aunque algunos tienen la capacidad de transmitirse a las personas.

¿Cómo se transmite?

Aunque todavía no se conoce de forma precisa la forma de transmisión del SARS-COV-2, parece que es por vía respiratoria, a través de las secreciones (gotas de más de cinco micras) que producen quienes son portadores al toser, estornudar o al hablar. Estas secreciones infectarían a otra persona si entran en contacto con su nariz, sus ojos o su boca. El tamaño de esas gotas que se exhalan impide que se dispersen por el aire a mucha distancia (más de dos metros es poco probable), así que tienden a caer y a depositarse en todas las superficies. Por lo tanto, el virus también se puede transmitir por contacto con personas contagiadas o con superficies, objetos o sustancias que hayan sido contaminadas. Conviene decir que todavía hay muchas cuestiones que se desconocen en relación a este virus, por lo que los investigadores y personal institucional piden extremar las precauciones.

¿Cuáles son los síntomas?

El periodo de incubación puede variar entre dos y 14 días. El coronavirus COVID-19 presenta una sintomatología clínica similar a la de la gripe y el 80% de los casos son leves. Los más comunes son tos, dolor de garganta, fiebre, dificultad para respirar y malestar general. Los casos graves suelen afectar a personas con patologías previas.