– 10 de enero de 2022 –


 

COMPLIANCE E INTEGRIDAD. Gemma Ferrer inició su andadura en SEAT S.A como becaria en 2013, en el departamento de Finanzas de SEAT Componentes y, actualmente, desde hace un año, trabaja en el departamento de Governance. Gemma, además, es responsable de voluntariado los sábados en el Hospital de Sant Joan de Déu, y nos cuenta su experiencia con los pequeños valientes ingresados.

 

¿En qué consiste tu labor como voluntaria en Sant Joan de Déu?

El voluntariado en Sant Joan de Déu se centra en el bienestar del pequeño valiente ingresado (así llamamos a nuestros pacientes). Tenemos salas de juegos donde jugamos con ellos, se distraen, y les hacemos pasar un buen rato dentro de su enfermedad. Y para los que no pueden salir de su habitación, sustituimos a los padres también jugando con los niños o solo acompañando. Este es un ejercicio de responsabilidad, estás a solas con un paciente y tienes que intentar que se olvide de que está en la habitación, convirtiéndola en una nave espacial, un barco pirata, o el campeonato mundial del juego de cartas UNO. Finalmente, en la UCI neonatal hacemos bracitos a los bebés prematuros. Cuando entras en una habitación o en la UCI, no sabes en qué estado encontrarás al pequeño, por lo que hay que ser íntegro, honesto y transparente ante el estado físico y psicológico de este paciente. El voluntariado me ha enseñado muchísimo a mantener la calma y tener sangre fría ante eventualidades de una personita enferma.

 

¿Qué te impulsó a realizar esta iniciativa?

El departamento de voluntarios del hospital pedía “pajes de Reyes” que ayudaran a preparar los merecidos regalos de 300 pequeños valientes ingresados la noche del 5 de enero. Tenía 15 años, y esa experiencia marcó mi vida: en Sant Jordi presenté una prosa sobre la noche de Reyes, gané un premio, y le mandé la prosa a la responsable del Voluntariado del Hospital junto a la nota: “me gustaría ser voluntaria”. Y 16 años después sigo con la misma ilusión del primer día como responsable de voluntariado los sábados.

 

¿Qué te aporta esta labor?  

Me aporta una gran plenitud a nivel personal, sentir que estás ayudando a que un niño lo pase bien en los momentos más difíciles, me encanta que se rían del payaso que estoy haciendo (poner humor a todos los momentos), me encanta pensar que estoy ayudando a que una madre o un padre descansen para volver con más energía a la habitación. Pero por encima de todo, lo que me ha enseñado el voluntariado es a relativizar, pensar en lo que de verdad importa, what really matters. Este es el punto que más uno también a la faceta profesional. En resumen, la alegría es de las mejores cosas que crece cuando se comparte.

 

¿Qué valores o principios te mueven?

Me identifico mucho en la empatía, la honestidad, la responsabilidad, la relativización, la transparencia… Cuando cuento mi experiencia en el voluntariado a mis compañeros de trabajo, aparte de una gran felicitación y admiración (que agradezco siempre) también suelo oír: “no sé cómo puedes, yo no podría…” Siempre digo que el mérito es de los niños: transmiten tanta fuerza y alegría, a pesar de su estado, que es imposible no contagiarse de ella.

 

¿Qué significa integridad para ti? ¿ves conexión entre tu labor y la integridad?

Para mí ser íntegro es mantener tus valores y ponerlos en práctica incluso en los momentos más difíciles. Y cuando se superan estos momentos difíciles y llegan otros más buenos puedo asegurar que la satisfacción y el orgullo es enorme. —